LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Daniel Goleman

“La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social”.

Daniel Goleman

La inteligencia emocional según Goleman

En 1995, Daniel Goleman publica su obra titulada ‘Inteligencia emocional’  sin saber que, poco después, esta se convertiría en un aclamado best seller a nivel mundial.

 

El análisis de una nueva dimensión afectiva atrajo la atención de una población ansiosa por saber y entender más acerca de sí misma.

El psicólogo americano defiende en su publicación que el éxito de una persona no viene determinado únicamente por su coeficiente intelectual o por sus estudios académicos, sino que entra en juego el conocimiento emocional.


Cuando hablamos de inteligencia emocional, hablamos de la capacidad del individuo para identificar su propio estado emocional y gestionarlo de forma adecuada.


Esta habilidad repercute de forma muy positiva sobre las personas que la poseen, pues les permite entender y controlar sus impulsos, facilitando las relaciones comunicativas con los demás.


LA PRUEBA DEL BOMBÓN

La gratificación diferida y la retardada denota la habilidad de una persona de esperar una orden para obtener algo que él o ella quieren. Este atributo intelectual es también llamado en la economía control de los impulsos, fuerza de voluntad y control de sí mismo.

 

Psicológicamente el buen control de los impulsos es considerado un rasgo de personalidad positiva, que el psicólogo Daniel Goleman indica como un rasgo importante en la inteligencia emocional. Por otra parte, las personas que carecen de este rasgo psicológico se dicen que necesitan una gratificación instantánea y podrían sufrir de un pobre control de los impulsos.

La prueba del bombón de Stanford indica que el control de impulsos bien podría ser psicológicamente importante para el logro académico y el éxito en la vida adulta.

 

El experimento del bombón de Stanford fue un estudio sobre la satisfacción aplazada llevado a cabo en 1972 por el psicólogo Walter Mischel de la Universidad de Stanford.


Un bombón se le ofreció a cada niño y se le prometía que si podía resistirse a comer el malvavisco le darían dos en vez de uno. Los científicos analizaron el tiempo en que cada niño resistió la tentación de comer el bombón, y si ello tuvo un efecto en su éxito futuro.

 

Aunque el experimento se ha repetido muchas veces desde entonces, el estudio original de Stanford ha sido considerado "uno de los experimentos sobre el comportamiento de más éxito".

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